lunes, 1 de noviembre de 2010

El corcel

Hola lectores

Desde un lunes azul, les envío “El corcel” un raye con sabor de otoño donde el alma se apresta a partir.

Un abrazo

Pascual



EL CORCEL



Una hoja prendida de la rama de un roble, desesperadamente aferrada como si de ello dependiese su vida, aleteaba como si fuese un pájaro herido

Yo era un caballo rompiendo la alfombra ocre de las hojas y entre manchas amarillas y rojas humeaba mi hocico bajo el manto, rescatando la hierba, resoplando aquí y allá en la desesperación de la última cena.

El invierno se había llevado la espesura del paraje y se me fue enfriando el corazón. La nieve cubrió los espacios vacíos y trajo el silencio de los sepulcros.

Fue en ese preciso instante y no antes, cuando la hoja produjo un chasquido y se echó a volar.

De ahí comprendí que ella no se resistía al otoño, ni al viento, sólo al roble. La seguí con mi alma, pero ella volaba y volaba, como otro corcel alado.

Pascual Marrazzo ©

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