martes, 29 de junio de 2010

Reencuentro

Hola lectores

Desde un día azul de invierno, les envío “Reencuentro” Un raye donde se destaca que la mujer y el hombre se separan, pero siguen evolucionando, por lo tanto, cuando se vuelven a encontrar ya no son los mismos y un final para pensar.

Un abrazo

Pascual



REENCUENTRO



Él debería haber sabido, cuando la dejó, que jamás la volvería a encontrar igual. Es que la evolución de la vida no descansa nunca, ninguno de los dos eran los mismos. Nunca se puede regresar a la misma primavera. Sin embargo, a pesar de los años, un maravilloso otoño los reencontró en sus propios otoños. Habían aumentado unos kilos, las arrugas y las canas, pero el entusiasmo los perseguía y les aguijoneaba todos los sentidos. Encendieron las miradas junto con algunas palabras obligadas (hola, cómo estás? – bien y vos?) Regresaron los fogoneros recuerdos y las llamitas del fuego comenzaron a bailar. Los dolores del reuma desaparecieron, la presión creo que no, las caricias fueron torpes, pero bienvenidas, los besos más tiernos que apasionados. Pronto comenzaron a animarse y refirieron sus dolencias pasadas y presentes, parecían dos especialistas en farmacología y algo de curanderismo. Coincidieron con los mismos yuyos y remedios. Él se cuidó de no comentarle los milagros de la pastilla azul, por pudor. Ella también se guardó algo, pero nunca me lo quiso contar.

Pascual Marrazzo ©

domingo, 27 de junio de 2010

Abandono

Hola lectores

Desde un día soleado de invierno, a la hora en que Argentina le ganó a Méjico, les envío “Abandono” Un raye donde se tratan los dolores del abandono, el amor y los deseos. Donde se puede rescatar la importancia de los sentidos (“Los sentidos son los únicos soportes de la vida”) porque es lo que se vive y fuera de ellos está el futuro, que siempre seguirá siendo una promesa.

Un abrazo

Pascual



ABANDONO



Una mujer me abandonó y cuando uno se enamora, esto es bastante grave. Ella cabalga a mi lado como una sombra vagabunda y secreta, algunas noches sabe conducir besos en la penumbra de mi piel. En otras, la inquietud de la ausencia me revela un manantial de lágrimas extraviadas. Si al menos me llegara su perfume o el calor de su aliento anclando mi boca, prolongando el cuerpo; entonces, evitaría la cadena de violencias que gruñen en mi pecho y soñaría con incendiarle la piel con mis labios abiertos. Los sentidos son los únicos soportes de la vida, las virtudes cautivas de apuestas, sólo mantienen los futuros inciertos. Se encienden y mueren como el crepúsculo, lentamente.

Pascual Marrazzo ©

jueves, 24 de junio de 2010

Sueño iluminado

Hola lectores

Desde un día gris de invierno, les envío “Sueño iluminado” Un raye de lo que puede pasar cuando uno duerme con la mujer (o el Hombre) equivocado.

Un abrazo

Pascual

¡9 puntos para argentina!!!!



SUEÑO ILUMINADO



La noche estaba iluminada por las estrellas y por una luna lánguida que escondía tres cuartas partes de su cuerpo detrás de su propia oscuridad. La magia no se hizo esperar y, acicateada por la nostalgia, me despertó. A pesar de estar semidormido alcancé a ver cómo se me colgaba el desaliento. Cuando me desaté totalmente del sueño, me encontré con la realidad del cielorraso de cartón y los ronquidos de la Zulema. Entonces volví a cerrar los ojos y los apreté, tan fuerte, que la noche volvió iluminarse por las estrellas... Pero la luna, ya no estaba.

Pascual Marrazzo ©

domingo, 20 de junio de 2010

El tiempo no lo cura todo

Hola lectores

Desde este domingo, último día de otoño, “Día del padre”, insertado en el campeonato mundial de futbol y soleado por ahora, les envío “El tiempo no lo cura todo”

Un raye que trata del dolor del amor, que descubre en “La caja de Pandora” una manera distinta de ver a la esperanza y una relación filosófica entre el tiempo y el río,

Que si no me equivoco fue de Heráclito.

Un abrazo

Pascual



EL TIEMPO NO LO CURA TODO



El tiempo no cura mis heridas, al contrario: parece que me aguijoneara el dolor de no tenerte; estoy desesperado. Hasta hace unos días, sólo te encontraba cuado cerraba los ojos o en las horas de sueño. Ahora ya no me hace falta dormir: te veo en todos lados, aunque tenga los ojos abiertos contra un muro. Me llega la fragancia de tu piel, sin el adorno del perfume. Siento la costumbre del pesar que se me instala, como la de otros pesares que nunca podré abandonar. La esperanza que no escapó de la caja de Pandora, que se mantuvo escondida o demorada, no es suficiente alivio. Ella también es parte de todos los males y sólo sirve para sostener mi herida abierta hasta el final. En este río interminable del tic tac, mis recuerdos te atrapan y las agujas del reloj enloquecen. Quieren volver y no pueden. Entonces siguen girando a la derecha, forzadas por el único deseo de encontrarte.

Pascual Marrazzo ©