lunes, 31 de enero de 2011

La sombra

Hola lectores

Desde una noche de domingo, llena de estrellas brillantes, les envío “La sombra” Un cuento breve que describe un suicidio metafórico, pero real. Sufrimiento, desesperación y suicidio.

Un abrazo

Pascual

Me gustaría que comenten este cuento breve.



LA SOMBRA



La sombra corrió bajo el sol. Llegó a la esquina y, en un giro desesperado, se suicidó… debajo de aquel árbol.
Pascual Marrazzo ©



Hola amigos, les envío los conceptos vertidos por Anna Rossell, porque es una gran lingüista y pueden entrar a su blog.

Pascual.


Buenos días, Pascual. A mí me gusta. Me parece muy original pensar en el microrrelato desde la perspectiva del cuento. Por otro lado, la imagen del "suicidio de la sombra" es muy potente, muy rica, remueve una variadísima red de connotaciones, a cual más sugerente, y muchas de ellas en clave personal-universal; esas son las imágenes mejores, a mi entender; eran las de Kafka.

Te felicito,

con un abrazo,

Anna

http://annarossell.blogspot.com/


viernes, 28 de enero de 2011

La rompiente

Hola lectores

Desde un día AZUL de verano, les envío “La rompiente” Un raye con una buena metáfora, donde con un poco de imaginación encontraremos ribetes románticos y de los otros.

Un abrazo

Pascual


LA ROMPIENTE


La arena de la playa todavía está caliente y me abriga la espalda. Es un día en que el cielo deshizo el algodón, lo tironeó y lo alargó formando figuras caprichosas que me volaron la imaginación. El sol ya está agonizante pisando el crepúsculo y gozo la mansedumbre de mis músculos.

Es en este precioso momento, que mi mujer comienza el rito de la rompiente. Capricho natural en ella amolar, romper la calma y el alma.

Tal vez tenga algo que ver con este mar, con las olas suicidas que unas tras otras, se estrellan contra las rocas. Se espuman de bronca, se revuelcan entre las piedras y salivan verdes algas en cada rugido.

Pero yo sigo el ejemplo de la arena blanda y la espero; no le pongo reparos, dejo que se amanse en esas largas e intermitentes puntillas blancas, iguales a las de su enagua.

Pascual Marrazzo ©

jueves, 27 de enero de 2011

La puerta

Hola lectores

Desde un día AZUL de verano, les envío “La puerta” Un cuento breve lleno de preguntas para reflexionar, con un final de cuento, como corresponde.

Un abrazo

Pascual


LA PUERTA


No era simple, se la veía fuerte y de gruesos postigos. En la parte superior tenía una mirilla cerrada que denunciaba de alguna manera una puerta carcelera.

Yo no sabía muy bien si ella me encerraba o no. Es decir, no sabía si estaba dentro o fuera, así que estaba en mí ser o no ser el preso. ¿ Por qué tendría que elegir la peor parte ? Era una cuestión de aptitud. No iba a ser tan difícil. Habría que mirarla como si fuese una entrada y no una salida.

Lo más costoso, tal vez, fuera abstenerse de abrir la mirilla, luchar contra la curiosidad, sabiéndose vencido de antemano. Quizás, si uno no tuviera tantos enemigos dentro del cuerpo, enemigos que carcomen y deterioran nuestros sentidos y nos empujan tarde o temprano a querer saber de que lado estamos. ¿Para qué ? ¿ Qué importancia tiene estar de uno u otro ? ¿ Qué diferencia hay cuando la libertad es uno mismo, cuando es hacer llegar lejos nuestra voz, cuando es destapar los oídos sordos de una humanidad llena de puertas y cerrojos ?.

Sin embargo presiento que la mente se escapa de mi cuerpo simple y lleno de miserias. Se espera de mí, que actúe como tal y está bien ¿ O acaso soy un ser notable ?. No se puede confundir a un pensador con un delirante y yo tengo fiebre de delirio, de amor inalcanzable.

Por todo esto es que llega ese momento imperdonable de mi sueño y espío. Espío con los párpados cerrados y tropiezo con sus ojos de almendra y el brillo joven de sus labios. Casi en ese mismo instante, mi corazón me dice que estoy atrapado.

Pascual Marrazzo ©

martes, 25 de enero de 2011

La primera soledad


Hola lectores

Desde un día gris de verano, les envío “La primera soledad” un cuento breve, de protesta. Pero con un agregado para intentar llegar al pensamiento.

Un abrazo

Pascual


LA PRIMERA SOLEDAD


En realidad, no puedo precisar exactamente cuándo fue. Sí sé que se instaló a mi lado y se quedó para siempre. Tal vez una noche de invierno, algo después de la desaparición de mi papá o cuando mi mamá decidió ir a buscarlo. Una de esas en que a mi aliento lo veía como a una nube sucia. La de cuando el raído sobretodo no me alcanzaba y desarmaba las cajas de cartón para taparme. Esas en que hacía de la soledad una amiga caliente que me distraía la piel de gallina. Que me hacía volar en mis sueños y me entregaban entero a la mañana siguiente, para que mis músculos pudieran responder a las exigencias de la bicicleta y mi garganta grite ¡ Diareoó, diareooó! con el suplemento del “Día del Niño” ¡Diareoó! Y mis manos puedan envolver las hojas calientes y sucias de mentiras.

Soledad que me acompañaba en las mañanas de lluvia y me lavaba la cara como si fueran las manos de una madre lejana.

Soledad montonera que me deletreaba en las hojas mojadas: “Los únicos privilegiados son los niños”. Será que el dolor y la miseria nos hacen crecer tanto.

Sí, ya sé lo que me van a decir: “Son casos tan reales, que no llegan a cuento.” La literatura nos entrampa en un panfleto y nos rechaza, pero no importa… Yo voy a insistir, no por mí, sino por los que quedan, los que siguen pegados a la primera soledad.

Pascual Marrazzo ©