miércoles, 29 de septiembre de 2010

Amor de a tres

Hola lectores

Desde un día azul de primavera, les envío “Amor de a tres” Una foto literaria con fondo, ruido y sorpresa.

Un abrazo

Pascual


AMOR DE A TRES



Miré por la ventana y los descubrí: Un triángulo amoroso cuyo vértice producía un equilibrio espiritual.

A mi espalda, la calle y el diafragma de las bocinas, contrastaban furiosamente con la armonía interior.

El hombre dormía boca abajo ligeramente inclinado hacia el centro de la cama, una mano escondida debajo de la almohada y la otra como una araña sobre el pubis de la mujer.

Ella en cambio, abrazaba al segundo y a la vez con la otra mano alcanzaba el hombro del primero.

Era el reino de la paz, hasta que el vértice regulador y equilibrante de este triángulo amoroso, comenzó a llorar, reclamando el pecho materno..

Pascual Marrazzo ©

viernes, 24 de septiembre de 2010

El impuesto

Hola lectores

Desde un día azul de primavera, les envío “El impuesto” Un cuento breve escrito en momentos muy difíciles que pasó el valle de Río Negro. Lo refresco ahora porque estamos nuevamente comenzando a sentir la presión tributaria. De una u otra manera el Estado quiere succionar lo que no ganamos y es el primero que empuja la inflación, convirtiéndola en lo que comúnmente se llama “inflación sin plata”. Esperemos que no se repita la historia.

Un abrazo

Pascual



EL IMPUESTO



Allá, en el valle de los sueños perdidos, Cayetano tenía la costumbre de trabajar, era poseedor de la herencia de sus ancestros y no concebía la vida de otra manera.

Producía las mejores manzanas del mundo y luchaba contra la adversidad de los inviernos duros y los veranos impetuosos de la Patagonia.

Un día cayó en la cuenta de que sus ingresos no alcanzaban para poder afrontar los impuestos y despidió al peón que le ayudaba en las tareas rurales.

Todo parecía estar solucionado con un poco más de trabajo. Pero el chancherío se le puso exigente y no quiso saber nada de ajustes. Cayetano no podía conformarlos y les impuso a las gallinas, a los conejos, y muy especialmente a los pavos, más producción para alimentar a los cerdos.

Las gallinas se encocoraron contra las pisadas de los gallos y dijeron que era una huevada eso de pasarse la vida haciendo fuerza para poner más huevos, cuando ni siquiera recibían un puñado de maíz.

Los conejos alzaban las orejas y se comían hasta las raíces de los pastos para reproducir, dejando las pieles para que los cerdos engorden y engorden.

Los pavos pavotes se desprendían de las pavitas y las plumas para que los chanchos engorden y engorden.

El tero se hacía el loco gritando de vez en cuando y tomando las palabras de todos, decía: al carajo con los impuestos.

La mulita escuchaba asustada y seguía escondida trabajando en negro.

La vaca tenía las tetas por el suelo de tanto que se las estiraban al pepe.

El cuis estaba preocupado porque en la chacra de al lado había una familia de laosianos.

Todo el vicherío sentía la presión del primer mundo y en su dolor y estrés, Cayetano, confundiendo a su propio perro con el de la DGI, le voló la cabeza de un tiro.

Desconsolado por haber matado a su mejor amigo y presa de la DGR o de los brutos ingresos de penurias que lo invadían se dirigió al chiquero y abrió las puertas.

Una bandada de cuervos se alineó sobre los alambres, los chanchos se comieron hasta las flores silvestres, las aves negras chillaban por sus honorarios. Mientras, un águila del norte manchaba con su sombra el valle de los sueños perdidos.

Del libro “Los cuentos de Pascual”

Editorial: Nosotros El Sur

martes, 21 de septiembre de 2010

Hay un jardín en mi corazón

¡FELIZ PRIMAVERA!!!!......

Hola lectores

Desde un día azul de PRIMAVERA, les envío “Hay un jardín en mi corazón” Un raye primaveral que describe un momento, una situación, donde la primavera ronda por todos los rincones de un jardín y una mujer se aflora esperando el amor.

Un abrazo

Pascual




HAY UN JARDIN EN MI CORAZON



Hay racimos de doradas trompetas listas para copular, que con una suave música remolinea y arrastra la hojarasca hasta donde habitan los amores. Un abejorro incansable invita una a una con su canto, mientras el aromo juntando fuerzas le quita el amarillo al sol. Jazmines estrellándose en el muro, aquí y allá, hamacándose en una brisa enamorada y bailando un vals hasta caer en los rincones. Una hiedra desesperada por tocar el cielo y en verdad, lo toca. Como un gendarme, un estilizado pino cuida los límites. Los rayos dorados se asoman y arden los últimos alientos tras una Santa Rita que llora un ramillete de sangre. Una mujer cubierta de sol, espera un beso para abrir la flor. La misteriosa melodía crepita, alguien la rompe bajo sus zapatos y sólo me quedan en la miel de mi memoria las primaveras de mariposas ardientes, como saborear libremente el amor, devorar con lujuria la carne y sellar el gozo de mis locuras.

Pascual Marrazzo ©

lunes, 20 de septiembre de 2010

El derrumbe de mi soledad

Hola lectores

Desde el último día de invierno, azul y blanco, les envío “El derrumbe de mi soledad” Un raye que trata de una soledad rebelde, muy fuerte, pero…..

Casi todos en algún momento se nos aferra la soledad y a veces por mucho tiempo, pero…. Siempre hay un pero.

Un abrazo

Pascual


EL DERRUMBE DE MI SOLEDAD


Mi soledad no sólo era muy lenta, sino que paraba en cada esquina, miraba para ver si alguien una noche se iba a acostar con ella para desenredarse en sus manos y convertirse en sombra. Sabía que si lo conseguía, le robaría los silencios después de que se lo digan todo. Era tan audaz, que me habitaba debajo de la piel en todos los rincones de mi cuerpo. Esta soledad negra, medida, apretada y extremadamente celosa, nunca quiso dialogar conmigo. Experimentaba un presidio tortuoso para mantenerse sola, puramente sola, habitada de silencio. Un día le llegó la oportunidad, apareció ese alguien y, colmada de esperanzas, trenzó su lengua hasta convertirla en llamas. Recorrió con sus dedos el descaro de otro cuerpo y se derrumbó aturdida como un pétalo manso de flor enamorada. Ahora ella llena mi vida y no se cansa de parlotear.

Pascual Marrazzo ©