lunes, 28 de febrero de 2011

Una vez más

Hola lectores

Desde un día azul de verano, les envío “Una vez más” Un raye para inventar metáforas, muchas metáforas, porque la vida se despierta en cada mañana. Una vez más.

Y una vez más. Un abrazo

Pascual



UNA VEZ MAS


Separo mis pasiones entre los surcos de mi frente y me invade un grave silencio. Las sombras lucen sus mantos dibujándome las ojeras y el rubor pálido de los trasnochados. Lucho entre los sueños, tu boca me cabalga, se extiende sin piedad a lo largo de un viaje imaginario, para fundirse en el amanecer. Me desclavo y preparo mi fuga, la jaula gime, llora la soledad y el infinito placer de cada noche.

Hoy vuelvo una vez más, vencido a la cadencia firme de tu carne, a ondearme en el balancín de tu vientre y en el ébano desnudo de tu piel. Como una marioneta obediente, dejo que los hilos (sin enredos) marquen el destino de mis caricias y me arrodillo con los movimientos bruscos de un titiritero distraído. Reconozco que son mis huesos oxidados, expuestos al trajín de los jóvenes y disfruto mis dolores una vez más. Una vez más dejo la promesa del mañana. Una vez más voy a estar aquí. Una vez más, hasta que las cuerdas resistan.

Pascual Marrazzo ©

viernes, 25 de febrero de 2011

Una tarde feliz

Hola lectores

Desde un día azul de verano, les envío “Una tarde feliz” Un raye, un eslabón de la felicidad, enganchado a los futuros y posibles recuerdos.

Un abrazo

Pascual

Me has hecho muy feliz esta tarde. Tanto, que cuando te vayas, sentiré la nostalgia de tu presencia. Será como cuando el sol se esconde, con la diferencia de que no te veré nuevamente mañana. Pero la vida es una ruta sin fin y siempre habrá un lugar donde las mariposas vuelen al amanecer; donde nos hechicen los cantos de sirena; donde podamos mirar el mar al atardecer. En esos espacios estarás siempre a mi lado, sin ocres otoños, sólo primaveras.

No volveremos más a ese silencio encarcelado en nuestras bocas, al silencio del alma.

Hoy desaté mi corazón en tu presencia, alivio de pecados y de culpas.

Mañana es la promesa de un camino nuevo, buscando espacios, trepando, para llegar al cielo.

Pascual Marrazzo ©

jueves, 24 de febrero de 2011

Una mujer hecha de sueños

Hola lectores

Desde un día azul y blanco de verano, les envío “Una mujer hecha de sueños” Un raye de búsqueda constante, pero con la mira puesta en una sola mujer. (si está hecha de sueños, lo deciden ustedes).

Un abrazo

Pascual

En la memoria de mi saco de experiencias llevo una mujer hecha de sueños;.A veces me encuentro con otras que saben teñirse el cabello, sorprenderme con unas piernas más largas o el distinto color de sus ojos. Pero cuando se van, la mujer de mis sueños reaparece en mis pensamientos, siendo siempre la misma. El amor que le tengo es un relámpago que sabe a miel, a miel de mujer, esa que me da la vida y parpadea en mi estómago para quitarme el hambre. Por las noches, cuando voy a su encuentro siempre elijo un nuevo camino. Se trata de un tesoro protegido donde no quiero llevar la envidia.

Para que no se me note la alegría en la cara o en mis ojos, sólo me dejo acompañar por el goce escondido entre mis ropas. Llevo palabras importantes para decirle, pero siempre hay unas que no puedo repetir y el dolor de no usarlas me imprime la tristeza: “Te amo, te amo con toda el alma”. Es la timidez de un hombre maduro que todavía tiene el corazón encendido y quiere resucitar una flor marchita que se ha despedido del amor.

Pascual Marrazzo ©

miércoles, 23 de febrero de 2011

Una cura de amor

Hola lectores

Desde un día gris y fresco de verano, les envío “Una cura de amor” Un raye evocativo de los momentos felices de nuestra cotidiana vida.

Un abrazo

Pascual



UNA CURA DE AMOR


A veces, cuando me regalas el recuerdo de esas curas de amor contra tu gripe, acostado en la costumbre de amarte tanto, castigo mis palmas con esos masajes en tu espalda, pasando por el cuello y culminando entre tus cabellos. Entonces le doy rienda suelta a mis pensamientos y llego a cuando comenzaba masajeándote los pies y los dedos uno por uno. Así en ese intercambio de sensaciones, relajando mis manos hasta que el deseo vencía al cansancio; comenzaba a trabajar con los dientes sobre el cuerito del empacho y terminaba mordiéndote las nalgas con la suavidad de un cachorro. Hasta que venían a auxiliarme la fiesta los fuegos de artificio, la noche de mil colores, y las bombas de estruendo que hacían tiritar nuestra piel fundida en el placer.

A este recuerdo de viejo curanderismo agrego las lluvias y el suave repiqueteo sobre las chapas de zinc. La vela fantaseando su llama en la oscuridad y el tic tac del reloj sobre la mesita de luz. Los ronquidos del piso de madera y la flauta chillona del elástico de la cama. Mi almohada chata y tu almohada gorda, porque yo acostumbraba a pasar el brazo por debajo. Tu aliento de hembra vencida y el suspiro dormido de tu cuerpo.

A veces, cuando me regalas el recuerdo de esas curas de amor, se me hace insoportable la espera de las lluvias.

Pascual Marrazzo ©

martes, 22 de febrero de 2011

Un manto de sueño

Hola lectores

Nuevamente con ustedes desde un día gris de verano caliente, les envío “Un manto de sueño” Un raye o una fantasía nocturna con un buen final de sueño.

Un abrazo

Pascual



UN MANTO DE SUEÑO


La noche desmontó su sombra de las agujas del reloj y escapó por el timbre del despertador, para esconderse debajo de la cama. Un gato la esperaba ansioso para desperezarse sobre ella cuando pudo escapar, el silencio y la soledad se enancaron en su negra capa y la acompañaron hasta su cuarto, donde se quedó totalmente dormida. Sola, soñando con el cuerpo sudoroso de su último hombre.

Pascual Marrazzo ©