miércoles, 21 de julio de 2010

Atentado

Hola lectores

Desde un día azul de invierno, les envío “ATENTADO” Una reflexión sobre la realidad que le toca vivir a mi Ciudad. Les pido disculpas a aquellos que por ser de otros lugares no están consustanciados con nuestros pesares.

Un abrazo

Pascual



ATENTADO



El miedo, el silencio y la memoria anestesiada, abrieron nuevamente las puertas del cementerio de Cipolletti y se guardaron las llaves en el bolsillo. Las vidas se vuelven a oscurecer de temores. La incertidumbre juega dentro de los gorros invernales y espera el milagro de la justicia a sabiendas de que no se puede trabajar entre cuervos, no saben o no quieren interpretar a los buenos vecinos. Se aguarda la fantasía del descubrimiento de los asesinos y que todo se aclare, pero sabe que su policía manifiesta no tener elementos suficientes para encontrar a nadie. El Consejo de seguridad, salvo en raras ocasiones, se convirtió en una triste cooperadora comandada por personas llenas de buenas intenciones. La Cámara de Comercio pone las orejas y recibe la catarata de catarsis, propone gestiones y reuniones, pero sabe de sobra que son caminos transitados. El padre de las niñas, uno de los primeros mártires de esta historia, me pregunta con su eterna cara de dolor: ¿Qué hacemos? Y no le puedo contestar, quisiera, pero me da miedo, es que todavía no pude digerir lo impensable. Porque esto es una sucesión de impensables, crímenes tras crímenes, pero ahora con una bomba. Las declaraciones conjeturan internas de la federal como si estuviésemos hablando de la mafia, entonces volvemos a tener miedo. Hay más conjeturas respaldadas con carteles, todas terminan en nuestra piel de gallina. Sea cual fuera limita con el terror. Me pregunto hasta cuándo se puede tirar del hilo y si se corta ¿Qué pasa? En el cielo hay otras cerraduras con otras llaves y cada día entra menos gente.

Pascual Marrazzo©

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