miércoles, 1 de abril de 2009

La sorpresa de Justina Paz

Hola lectores
Desde un día azul de un otoño tibio y todavía muy verde, les envío "La sorpresa de Justina Paz". Un cuento con una tensión amorosa interesante.
Un abrazo
Pascual


LA SORPRESA DE JUSTINA PAZ

Justina Paz es una rutina diaria que me tiene en vilo; un vilo que me mantiene y empieza diariamente en mi deseo de verla, verla salir de su casa, medir el tiempo, salir a la vereda, bajar el toldo, sentir el taconeo de sus pasos y buscar la forma de darme vuelta para saludarla y aspirar su perfume. Luego, seguirla con la mirada hasta perderla en el dibujo de la mañana. Y, prolongando el tiempo en la imaginación, le hablo, me contesta, la miro, me mira… Cómo me duele ¿cómo ocurrió esto? ¿Cómo me enamoré?... ¿cuándo?

En realidad ya me había llamado la atención antes, pero fue recién el mes pasado cuando entró por primera vez a mi negocio, puedo recordar sus movimientos, sus figuras en cada una de las partes del local, su voz de ángel, de música mesurada.

-- ¿Esta video funciona? ¿Podemos verla? Perdón quise decir probarla.

-- Si señorita, como no.

-- ¿Qué precio tiene este televisor?

-- Es un regalo señorita, la mitad de su valor real… Y está como nuevo.

Podría reproducir cada una de sus palabras, cada acento, pero hay algo irreproducible en ella y es su mirada. Tiene algo de Gioconda, de firmeza suave, algo así como un candor avasallante, inocente e insostenible… Para traducirla hay que imaginarla, crearla (Leonardo la debe haber inventado para su tela, de otra manera no se puede reproducir…)

Todavía no sé donde trabaja, no tuve oportunidad de preguntarle, aunque algunos avances hice: es soltera y vive con su mamá, no esconde su edad, no tiene por qué. No me la imagino ni más joven ni más vieja, tiene treinta y cinco años y se me hace que son treinta y cinco primaveras todas juntas.

Me molesta mi juventud, tengo miedo de ser torpe, ella, ella es tan especial, me siento incómodo no puedo disimular, creo que se dio cuenta de que me gusta.

La semana pasada estuvo de vuelta, conversamos mucho y se interesó tanto de mis cosas, del negocio, de mi vida,.. Pronunció mí nombre dos veces:

-- ¿Hace mucho que tiene este negocio Ricardo? ¿Ricardo, por qué la gente vende tantas cosas nuevas?

Pero no estoy seguro, me parece demasiado maternal, me confunde, me inhibe,.. Es tan seria para vestir, con esa antigüedad clásica de blusas blancas de encajes y trajecitos sastre. Aunque todo esto a Justina Paz no la pierde en el tiempo, al contrario, la rescata, la aviva en la mañana eterna de los clásicos.

A veces la pienso inalcanzable, como a las mujeres de las tapas de las revistas. Justina Paz, Justina, paz Justina, paz, paz. Me vas a volver loco, no puedo guardarte más, ya ocupaste todos mis sentidos.

Cuando vuelva, porque va a volver, tengo que estar preparado, no puedo fallar, tengo que ensayar cada palabra, no me tengo que trabar, lo importante es mostrar seguridad: Justina a usted le gusta el teatro (seguro que le va a gustar) Porque tengo un par de entradas y pensé que a lo mejor le gustaría acompañarme. No, no suena bien, tengo que ser más original, leer algunos textos, eso, memorizar algunos diálogos, algunos chistes de salón. La tengo que deslumbrar, llevarla a cenar con champagne, comprarme pilchas nuevas, tres o cuatro salidas a todo vapor, con la billetera llena. Mañana mismo voy hacer negocio con el Cholo, es buena guita.

Justina, si ella supiera, tan moralista, tan pura. No entendería mi justificación, pero en fin, no tiene por qué saberlo y vale la pena arriesgarse por ella. Además, no tendría posibilidad si voy de frente. Los muchachos humildes ganan solamente en las novelas y Justina no es ningún cuento, es tan real que parece imposible. Es que la sueño tanto que se mezcla en una especie de fantasía que me desborda y me confunde.

Hoy tiene que venir, me dijo que le guardara la video,.. Estoy preparado, tengo la cabeza llena de frases ingeniosas, la voy a sorprender, tengo contestación para todo, no puedo rebotar. Me siento seguro, además leí a Borges, seguro que le va a gustar. Mañana es sábado, espero que no tenga ningún compromiso.

Allí viene, no me podía fallar, el corazón se me sale, que barbaridad, tengo que estar sereno.

-- Hola señorita Justina, la estaba esperando, ya tengo preparada la video,.. ¡Pero que elegante que está usted hoy!

-- Lo siento Ricardo, pero vengo en misión oficial -- abre su cartera y muestra su carnet de la federal.

Pascual Marrazzo ©

Del libro “Los Cuentos de Pascual

Ediciones Tu Llave, colección Nosotros el Sur




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