viernes, 21 de mayo de 2010

A contramano

Hola lectores

Desde un día azul de otoño, les envío “A contramano” Un cuento breve, donde se tratan los sentimientos que van de la mano, pero que se enfrentan, por esas equivocaciones que surgen en nuestras vidas.

Un abrazo

Pascual




A CONTRAMANO




Husmeando el tiempo, vuelve a tocarme el brillo de sus ojos y huelo el perfume de su piel.

Mezclo mis sentidos y también recuerdo al putarraco ese que me la sopló; y el día, el momento justo en que la ganó…

Fue un atardecer de domingo, él llegó primero. Le regaló la cadenita de oro y la paseó una vuelta con su motocicleta.

Yo llegué después, a patacón por cuadra; con una rosa robada en el camino y mi carga de ilusiones. Ella la tomó, me dio un beso en la mejilla y me dijo:

n Sos muy bueno – y se fue.

Allí me di cuenta que la había perdido para siempre. Las minas tienen esa costumbre, antes de patearte te dicen que sos un buen tipo.

Al año me enteré que se había casado, otras veces me la crucé en la calle. En todos los casos fueron sobresaltos del corazón. La polaquita me dolía y me dolía.

Menos mal que los caminos se abrieron en una chorrera de años y el tiempo se volvió manso, convirtiendo penas en alegrías.

Como esa que llevé encima la vez que la reencontré, viudita y casi sin arrugas.

Un par de cafés, sirvieron para sabernos libres y con los viejos sentimientos a cuestas. Otro día la cena y las intenciones…

Recordaba que aquella lejana flor no había sido suficiente. Así, que para no volver a fallar, le compré una cadenita de oro.

n Que extraño – me dijo, y continuó – me había ilusionado con una rosa. Como la que guardo desde aquella vez, pero no te amargues, vos sos muy bueno…

Pascual Marrazzo ©

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