Siete lustros

Hola lectores

Desde una mañana gris y oscura de otoño, con amenaza de dejar todo blanco, les envío “Siete lustros” Un filósofo, cuyo nombre se me ha olvidado dijo que la mujer se termina de hacer mujer a los siete lustros, de ahí que viene este raye.

Un abrazo

Pascual

SIETE LUSTROS

Entrada en el camino del amor, su silencio tenía palabras vestidas con piel de adolescente. Ahora, al llegar a los siete lustros, se ha convertido en mujer; mujer: Hace estornudar a los fantasmas, levanta las tapas de los ataúdes y agrieta las sombras de mis noches. Tengo una huella marcada en su cuerpo que va de acá para allá, poniendo rieles, acostando escaleras en su piel, muy cerca del corazón, en los ojos, las orejas, la nariz y la lengua. Esta noche la voy a recorrer, desde la punta del pie hasta el alma, con el ruido de la locomotora que tengo en el corazón. Voy a parar en todas las estaciones y apeaderos que encuentre, hasta llegar a su boca y, al fin, embriagarme. Después, cuando un conjunto de nubes abracen mi pecho como sábanas blancas, cuando su cuerpo baile de alegría y se meza como el mar; cuándo juguemos a ser cielo azul acorralando corderitos y nos adueñemos del lecho apresurados. Entonces, como una nerviosa sinfonía, esperaremos hasta que el sol se apoye en el horizonte, buscando la calma.

Pascual Marrazzo ©