martes, 29 de junio de 2010

Reencuentro

Hola lectores

Desde un día azul de invierno, les envío “Reencuentro” Un raye donde se destaca que la mujer y el hombre se separan, pero siguen evolucionando, por lo tanto, cuando se vuelven a encontrar ya no son los mismos y un final para pensar.

Un abrazo

Pascual



REENCUENTRO



Él debería haber sabido, cuando la dejó, que jamás la volvería a encontrar igual. Es que la evolución de la vida no descansa nunca, ninguno de los dos eran los mismos. Nunca se puede regresar a la misma primavera. Sin embargo, a pesar de los años, un maravilloso otoño los reencontró en sus propios otoños. Habían aumentado unos kilos, las arrugas y las canas, pero el entusiasmo los perseguía y les aguijoneaba todos los sentidos. Encendieron las miradas junto con algunas palabras obligadas (hola, cómo estás? – bien y vos?) Regresaron los fogoneros recuerdos y las llamitas del fuego comenzaron a bailar. Los dolores del reuma desaparecieron, la presión creo que no, las caricias fueron torpes, pero bienvenidas, los besos más tiernos que apasionados. Pronto comenzaron a animarse y refirieron sus dolencias pasadas y presentes, parecían dos especialistas en farmacología y algo de curanderismo. Coincidieron con los mismos yuyos y remedios. Él se cuidó de no comentarle los milagros de la pastilla azul, por pudor. Ella también se guardó algo, pero nunca me lo quiso contar.

Pascual Marrazzo ©

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