miércoles, 30 de diciembre de 2009

El gaucho pobre

Hola lectores

Desde un día gris de verano, pisando los talones de un nuevo año, les envío “El gaucho pobre” Un cuento de mi libro “Los ojos de la cerradura”, ambientado al fin de año. Podríamos encontrarle una moraleja entre todos los lectores ¿Qué les parece? Recibo sugerencias.

Un abrazo

Pascual



EL GAUCHO POBRE



Oficiaba de botellero, mudanzas de familias humildes y fletes. Le decían el gaucho pobre, porque así estaba escrito en su carro, pero en realidad todos lo conocían más por su condición de gaucho, hombre siempre dispuesto y de gran humanidad.

Fue tan así, que un 31 de Diciembre, día de lluvia, casi cerrando el año se llevó a doña Celina al hospital, porque no podía parir en la casa. La tapo con su propio poncho y salieron surcando el barro.

Dijeron que fue a pocas cuadras nomás. El carro se encajó, y en el bamboleo la criatura se aflojó junto con los artificios de un cielo chispeado que no dejaba de iluminarlo.

Le pusieron Emiliana, porque el gaucho se llamaba Emilio.

El Intendente lo premió con veinte pesos por traer al primer niño del año y las comadres no se cansaban de comentar:

n “Le cortó el cordón con los dientes, el salvaje.”

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