viernes, 18 de diciembre de 2009

Éramos felices

Hola lectores

Desde un día gris con amague de lluvia, les envío “éramos felices” Un cuento que trata de marcar las grandes diferencias que tuvimos y que tenemos a nuestro alrededor, y nuestro propio acostumbramiento a aceptarlas perdiendo toda sensibilidad.

Un abrazo

Pascual



ERAMOS FELICES



Yo había estado jugando en la casa del Ernesto y luego junto con él, en lo del Tito. En las dos casas había preparativos para la las fiestas, arbolito de Navidad, regalos y mucha comida, no entraba todo en las heladeras.

Por eso que cuando llegué a mi casa la encontré rara, mi mamá todavía no había llegado de trabajar, como era Noche Buena iba a llegar tarde y yo tenía que retirar a la Teresa, mi hermana en lo de doña Tomasa, que como era la noche del niño Jesús, no la podía cuidar hasta tan tarde.

Me pareció triste mi casa y no era que no tenía papá, sino que no tenía colores. Hasta el hule de la mesa estaba desteñido y no se le notaba el cuadrillée.

Cuando fui a buscar a mi hermanita junté todas las flores que pude robar de los jardines, de esas que sobresalen para las veredas. Al volver las metí en una vieja botella de leche que hacía de florero. Ahora la casa tenía más color.

La Teresa se había quedado dormida, así que aproveche para darle una mirada a nuestra heladera. Estaba la jarra de agua y en la puerta había tres huevos, “uno para cada uno” – me dije – y puse el agua a calentar en un tarro de duraznos, después los huevos, diez minutos y apagar. Mi mamá me lo había enseñado todo.

Cuando ella llegó, yo ya los tenía pelados y había puesto la mesa. Tendrían que ver ustedes como se puso cuando vio las flores. Traía una bolsa de pan, un poco húmedo porque siempre le daban el del día anterior, pero esta vez era mucho y venía con una sorpresa, eran dos botellas de “naranjín”. Mi mamá peló unos dientes de ajo y los puso en un sartén con aceite, cortó el pan en rebanadas y lo comenzó a freír, después lo puso en una fuente y le rayó los huevos que había cocinado yo.

Qué rico que comimos esa Noche Buena, y con “naranjín”...

Pascual Marrazzo ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario