miércoles, 13 de mayo de 2009

Brujas

Hola lectores
Desde un miércoles azul de otoño, que no es de miércoles, todo lo contrario, un día esplendido. Les envío "Brujas", Un cuento que juega con la fantasía y las supersticiones antiguas. Hoy la cosa es mucho más lúgubre, real y cruel. Eran los cuentos que nos echaban miedo y nos hacían temer la oscuridad. Si me preguntan si existen las brujas fuera de los libros, les contestaría que no, rotundamente NO, pero ... ... ... ... ...!
Un abrazo
pascual


BRUJAS

Le decían “la casa de las muñecas embrujadas” y era tan lúgubre como la pintaban los lugareños.

Para llegar había que apechugar la loma por un camino serpenteado y mordido por las malezas.

La luna asomaba intermitente, excitando las sombras.

- ¡Hay Amita! Que el tambor de mi pecho se queda sordo. – balbuceó la negra América con su renquera más acentuada por el esfuerzo.

- En algún lado vas a dormir. – le contestó la niña, ocultando un leve pliegue en la comisura de sus labios.-

- Si mi muñeca, pero podría haber elegido posada en el pueblo.

Una nube caprichosa se llevó la palidez de la penumbra y una estremecedora oscuridad las envolvió.

Solo se veía brillar el llamador de bronce. La Negra no se atrevió a tocarlo, cargada de superstición, retrocedió unos pasos y con su miedo alimentó la noche. Ésta, confundiéndola con una sombra, la devoró.

La niña tomó el llamador y con él dio dos golpes, cuyos ecos fueron el sonido de las alimañas. La puerta se entreabrió y una lámpara la iluminó de oro con la misma intensidad que reflejaba su cabellera. La ropa se le desvaneció y su cuerpo, colándose por la rendija se deshizo en carcajadas de maldad.

Cuando la puerta se cerró, todo volvió a la normalidad.

Pascual Marrazzo ©

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