viernes, 24 de febrero de 2012

El espejo

Hola lectores

Desde un día gris de verano, les envío "El espejo" Un cuento breve que nos lleva a un imprevisto final, pero que deja una metáfora en el aire.

Un abrazo

Pascual


EL ESPEJO


“El que se enamora de sí mismo, no tiene rivales”. Ernesto había tomado esa frase de alguna parte, quizás de un “Patoruzito”, porque la conocía desde niño y a él no le llegaban los libros.

Lo cierto es que la tomó tan a pecho, que disfrutaba mirándose en el espejo, reafirmando su amor y aprendiendo a quererse. Se veía hermoso aunque su apariencia hacia los demás, no lo favorecía. Su autoestima, como era de esperar en estos casos, llegaba a las nubes.

Diariamente, el espejo le devolvía la mirada sonriente, el placer, el cuidado peinado y hasta el aroma de su propio perfume.

Cuando se enamoraba, disfrutaba de su cara de boludo, porque sabía que así tenía que ser. Pero cuando tenía algún problema, se desesperaba. Buscaba por todos los medios hacer caso omiso a sus canas y sus arrugas. Sus ojos se posaban en la piel de su cuello y en la de las manos, donde nada se puede disimular ni esconder.

Estos trechos cortos de su vida no duraban mucho, él sabía zafar siempre con un amor nuevo y éste retroalimentaba el amor hacia él mismo.

No era fácil de entender, tampoco nadie podía imaginar cómo terminaría esta historia. Hasta que una tarde, el aburrido espejo se cansó y aflojó el clavo de la pared.

Pascual Marrazzo ©

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