viernes, 6 de enero de 2012

La doma

Hola lectores

Desde un día azul lleno de ceniza, les envío "La doma" un cuento que fotografía parte de nuestra cultura, con un final de cuento.

Un abrazo

Pascual



LA DOMA


Enmarcado en un pedacito del campo cordillerano, se veía al gentío como un crisol de colores. La insignia patria se mezclaba con el cielo patagónico.

El potro miraba con recelo al hombre, que inquieto, se aseguraba que todo estuviese en orden. La cincha, el largo de los estribos, las riendas sanas y anudadas a la altura de las crines. . .

El momento llegó y el jinete, ayudado por dos paisanos se afirmó en la montura.

El tordillo, no queriendo mostrar su bravura dio dos pasos al frente y se quedó posando como ante un fotógrafo antiguo.

El silencio se adueñó del jolgorio y hasta de los gritos de los niños trepados en los árboles.

Aniceto Cruz, revoleó el talero con la mano en alto y le dio dos guascazos, que el noble animal ignoró.

Los turistas intuían la anormalidad y acompañaban con miradas cómplices y risueñas, que el domador recogía embarazado en su montura.

Entonces, una turista rubia y saludadora le hizo relumbrar un seno desnudo y el jinete se encabrioló. Tanto, que el pobre potro no tuvo más remedio que galopar, para poder domarlo.

Pascual Marrazzo ©

Del Libro “Amasando Ironías”

Editorial La Casa del Escritor

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