sábado, 30 de julio de 2011

Ruiseñor

Hola lectores

Desde un día gris de invierno, les envío "Ruiseñor" Un cuento breve donde la fantasía culmina en la metáfora de un final imprevisto.

Un abrazo

Pascual


RUISEÑOR


El señor Ruiz bailaba como un trompo con su traje de payaso. Su compañera de danza lo hacía vestida de oveja y adornaba su pecho con una campanita que hacía sonar en cada giro.

Don Ruiz tenía fama de picaflor y atraía las miradas festivas y maliciosas de los invitados.

Todos querían saber cual sería su nueva conquista ya que cuando éste echaba el ojo, entre bromas y chanzas, difícilmente perdía la pieza.

Lo que las otras mascaritas no sabían era que él estaba trabajando a ciegas, inspirado por el misterio ovejuno.

La fiesta de disfraces era una comedia perfecta. El salón del palacio campestre se engalanaba con los mismos invitados: Era el marco adecuado para que la felicidad venza al cansancio y el amor se empareje con la alegría. El baile continuó hasta el amanecer. La claridad del día dijo basta y la música se acabó. Nadie perdía de vista a la pareja, todos estaban pendientes. El señor Ruiz, más que un payaso parecía un lobo.

De pronto resonó un cascabeleo traído por un corderito.

La acompañante de don Ruiz salió presurosa a su encuentro y los dos se perdieron en el campo.

Pascual Marrazzo ©

Del Libro “Amasando Ironías”

Editorial La Casa del Escritor

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