viernes, 29 de julio de 2011

L puerta de entrada

Hola lectores

Desde un día frío y lluvioso de invierno, les envío "La puerta de entrada"

Un cuento de épocas pasadas, lleno de metáforas, especial para pensadores.

Tal vez hoy, la temática, sea distinta, pero no mejor a pesar del tiempo transcurrido.

Un abrazo

Pascual


LA PUERTA DE ENTRADA


No era lúgubre ni tenía sonido misterioso; tampoco estaba fuera del tamaño corriente.

Tenía, sin manifestarse puntualmente, algo especial.

Tal vez ayudaba a este sentimiento la entrada de las prostitutas de la calle 19, que fijaba en alguna forma la dosis misteriosa o atractiva.

Era un pequeño rectángulo, un diminuto punto en la inmensidad. Para algunos significaba el paso a la libertad, libertad de amar, libertad del cuerpo y las inhibiciones.

También producía sueños de cambios; domas sin látigo, valor por mansedumbre y viceversa.

La cerradura también era especial. En todos los casos, para abrir la puerta hacía falta una llave de temor engarzada en piedras de culpas.

Las prostitutas se santiguaban ante ella, en el afán de que esa noche no les tocase algún maniático que las castigara.

Antes de entrar, los hombres descargaban el miedo inútil de la indiscreción, pero arrastraba otros mitos atesorados durante años. Como el del supermacho; esa estúpida obligación impuesta a sí mismo y repleta de temores.

Todos ocultaban sus miedos. Y lo que es peor, lo hacían sin comprender lo efímero del amor comprado.

Otros, más sensibles le pedían el milagro de volver a ese amor de a dos en la bohardilla, guardando los recuerdos y tirando el presente, como si el perdón se comprara igual que un caramelo.

Hasta la madame le ahondaba un suspiro al entrar por las mañanas, pidiéndole encontrar a sus chicas con buena salud y a ningún cliente muerto.

Todos conocían hasta los más mínimos detalles de la puerta de entrada. Era una especie de santuario que exigía como peaje una oración.

Nadie osaba mirar la puerta por dentro... Nadie encontraba la salida.

Pascual Marrazzo ©

Del libro “Amasando Ironías”

Editorial La Casa Del Escritor

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