sábado, 17 de septiembre de 2011

El ángel y el duende

Hola lectores

Desde un día ceniciento, les envío "El ángel y el duende" Un cuento breve que escribí pana la bodega de Humberto Canale y especialmente para los amigos que tengo ahí.

Un abrazo

Pascual


EL ANGEL Y EL DUENDE


¿Saben? yo tengo un ángel..

Claro, que no se me nota porque el pobrecito es tan humilde que no le gusta usar el anillo, esa aurora de oro que se les forma arriba de la cabeza.

Además de pobre, es despreocupado, tantos años juntos que me ha tomado confianza.

Él sabe que me cuido solo y viene a verme de vez en cuando..

Digamos, que a joder un poco, a no dejarme ser malo y esas cosas que tienen los angelitos. Eso sí, se va enseguida, casi siempre para asistir a la misa, a los bautismos y a los casamientos. Dice que no quiere dejar el yeso vacío porque rebota la música del órgano.

Cuando hace mucho calor y no tiene estos compromisos se mete en el mármol del angelito de la plaza, el que está en la fuente y ahí se remoja todo el tiempo.

Esta relación tan buena con mi angelito, me ha permitido también tener otro amigo:

Un Duende. Sí, un Duende; eso sí, escondido como mi propia sombra, pero por dentro, pegadito al alma, como si fuera la sangre, pero no lo es, es un Duende.

No es necesario ir a buscarlo, sólo hay que despertarlo.

Les diré que juntos, somos un despelote, un poco locos tal vez, pero la pasamos bien.

Como le conozco todas las mañas y sé que es un poco remolón lo hago aparecer por los pies. Por ahí, entre el tercer y cuarto sorbo de vino, del “Marcus”, ese, el gran reserva de Humberto Canale.

Pascual Marrazzo ©

Para uso exclusivo de la firma Humberto Canale SA

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