Desde un día azul de invierno les envío "El hábito" Un cuento de actualidad, donde las sotanas ya no pueden tapar la naturaleza de los hombres.El lugar y el momento sólo es una fotografía literaria.
Un abrazo
Pascual
EL HABITO
Nunca pude saber muy bien qué fue lo que cambió mi hábito (descarto a mis zapatos gastados y al café ardiente): el valor que venció mi timidez, creo que fue
El hecho ocurrió en el marco de una calle lluviosa de adoquines olvidados, a la hora de los obreros presurosos. Donde los mendigos alegres de alcohol, dormían en los bancos desmemoriados de una plaza deshabitada.
Ella venía caminando por la vereda angosta de faroles apagados. De vez en cuando la alumbraba una vidriera farandulera o un retazo de luz de alguna ventana madrugadora. Lucía un tapado de piel de leopardo que la protegía de una garúa porfiada, sobre un amanecer otoñal. Se detuvo unos minutos a leer unos carteles obscenos pegados a un portón, donde paraba una paloma vigilante. Una gata en celo escapó de un zaguán junto con un maullido estridente. Como si eso fuera una señal, ella recomenzó su camino cruzando la calle en dirección a la Iglesia.
La luna se había ausentado y el sol, si bien seguía escondido, mandaba su primera señal. Una bandada de gorriones invadió una palmera y esperaron, como siempre, a que las campanas rompan el silencio para desbandarse.
Fue en ese preciso instante que llegó a mi puerta, cuando sentí esa emoción. El hábito no me pudo proteger. Ella hizo su reclamo al Señor y nos escapamos.
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