Hola lectores
Perdón por la interrupción que provocó mi descanso, no tenía internet donde fui. Desde un día azul pálido, les envío "El enfermo de la cama 13" Un cuento breve que narra el último instante de la vida de un enfermo y la interpretación de cada uno de los participantes. Lo interesante es que cada interpretación, es una verdad y enseña a ser precavido con las interpretaciones, incluida la del muerto.
Un abrazo
EL ENFERMO DE LA CALLE 13
La mente del enfermo era un torbellino afiebrado, no podía abrir los ojos y menos dejar de pensar en su agónica lucha.
(“Me estoy poniendo viejo, si no hago algo me muero” – dijo Girondo. Pero una cosa es ponerse viejo y otra saber que uno se está muriendo, para colmo en una puta cama número trece y llena de antecedentes nefastos. Claro que hay milagros de Dios y si el cirujano no puede y si los rayos no matan. Entonces, como una marioneta uno se agarra de los hilos que puede. Solamente hace falta fe para que estos no se corten, colgarse y moverse de alguna forma, moverse para sentirse vivo, para que los demás te vean. Tomarse fuerte y tirar, tirar para encontrar el paraíso, el perfume de aquella mujer que se fue antes que yo, sus pechos...)
- ¡Doctor! El paciente de la 13 se murió – dijo la enfermera.
- Anote la hora en la planilla, si no después se va a olvidar.
- Fue cuando le estaba poniendo el suero, ¡me dio un susto!
- ¡Que pasó!
- Cuando me acerqué a sacarle el termómetro me tomó de los breteles, casi me los arranca. Diga que aflojó y se murió.
No había dicho toda la verdad por pudor, porque el hombre le había alcanzado a besar los pechos.
El médico pensó que con una enfermera como ella el enfermo hubiera podido hasta resucitar y le dijo en chanza de broma:
- Bueno, al menos murió en el intento.
Lo que ninguno de los dos podía imaginar es que el muerto había sido acompañado hasta el último suspiro por aquella mujer, que lo rescató de esta vida.
Pascual Marrazzo ©
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