Hola lectores
Desde un día azul de verano les envío “El andén número doce” un raye de fin de año que trata de desacelerarnos y mirar el rinconcito del hoy. No pensar tanto en llegar, porque el tiempo es otra locomotora que viene en contramano y nos arrolla.
Un abrazo
Pascual
EL ANDEN NUMERO DOCE
Estamos en el andén número doce, prontos a subir en un nuevo tren, con las ilusiones de conocer nuevas estaciones.
Nuestra alguna vez esperanzada locomotora fue dejando los vagones y de ella sólo nos queda una desvencijada máquina, pronta a decirnos adiós.
No es que nos abandone totalmente: nos deja la nostalgia, los encuentros y las despedidas.
Estamos en el andén número doce y sólo pensamos en un nuevo tren, caminos de caricias, caminos sin espinas.
Soñamos nuevos amaneceres, nuevas lluvias, nuevos amores.
Estamos en el anden número doce y nadie se anima a encontrar este momento, este pedacito de hoy.
Tiempos de vida no renovables, tiempos de vida que se esconden en nuestras narices, tiempos de vida que se nos escapan quedando en los vagones vencidos.
Escondidos en esos refugios, sin certificados de asistencia y sin memoria, por no haber sido vividos.
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