Hola lectores:
Un abrazo
Pascual
EL ANGELITO
La noche tomaba el manto de los pobres y lo extendía hasta el horizonte.
El anaranjado amanecer se sorprendía de la blancura y la villa estrenaba su primer vestido.
La mujer de Rafael había dormido sola. Por primera vez su hombre le fallaba. Solía venir tarde algunas noches o un poco pasado en copas, pero siempre a tiempo para las caricias.
El temporal había durado toda la noche y la acumulación de nieve llegó a los setenta centímetros. La mujer barajaba posibilidades, quería salir, llegarse hasta el boliche pero no tenía con que caminar en la nieve. Nieve caprichosa de la naturaleza, de caer donde nunca. De tapar la mugre sin importar las consecuencias.
Se vendó los pies con los repasadores, arriba de las hojotas y salió a arrugar el camino. El perro lloraba como previniendo, pero no la dejó ir sola, a veces parecía quedar empantanado en sus patas cortas pero se las ingeniaba para seguir a
Cuando llegó al boliche, del Rafael nadie sabía nada, solo que había bebido mucho esa noche, pero no lo habían visto marcharse. Distraídos por las guitarras, decían algunos, “guitarras con calzones”, malició un guaso para calentarle las orejas.
El Perico no cesaba de sacudirse el agua y las pulgas, esqui
El perro enfiló derechito hasta la fuente del
Don Rafael aterido de frío se lamentaba en rezongos: -- ¡Yo le dije al pibe que en el parque no se mea, pero no me hace caso!..
El chorrito del
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