Desde el segundo día del invierno les entrego "El ángel de la guarda" un cuentito que tiene como finalidad tratar de no perder la memoria cuando se trata con los niños.
Un abrazo
Pascual
“El angelito te va a cuidar, te va a defender” - decía mi Abuela.
En cambio la Tía, mas arpía que Tía, me decía: “o tomas toda la sopa o llamo al viejo de la bolsa”
En ese debatir de niño veía al Ángel que mencionaba la Abuela y me lo imaginaba como al príncipe valiente, con los atributos recibidos del Rey Arturo.
Era seguro entonces, que el día que no quisiera tragarme los dedalitos. Mi Ángel se enfrentaría al viejo de la bolsa y con semejante espada, le cortaría la cabeza.
Así que en ese convencimiento, tomé la decisión, y no el brebaje. Quería desprenderme de una buena vez de las amenazas de ese horrible viejo.
La Tía me calentó el traste con la zapatilla y que hablar de sentarme a la mesa, Ahora acostado boca abajo, busco despertar a los Ángeles del sueño y preguntarles por el viejo de la bolsa, por mi Ángel guardián, por la bigotuda de mi Tía y por mi Abuelita. No aparecieron ni uno ni el otro y ni hablar de mis privilegios, esos que anuncian en la radio.
Cuando sea grande me tengo que acordar, porque con la edad se pierde un poco la coherencia.
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