Hola lectores
Desde un lunes de invierno, parecido a domingo, les envío “Juego de palabras” Un hombre que es atrapado por una mujer, con su mismo juego de palabras.
Un abrazo
Pascual
JUEGO DE PALABRAS
“Te digo adiós, porque lo ves todo” – me dijo Ariel y se fue. Claro que no caí enseguida, él tenía esa facilidad de jugar con las palabras y mezclar a Dios con el adiós, a Nicola con un perro sin rabo o al “Expreso de media noche” con un ex presidiario que sale a robar corazones después de las doce. Era imposible saber cuando hablaba en serio o se estaba divirtiendo, porque muchas veces, era tal su habilidad que hacía las dos cosas juntas. Por eso cuando Ariel Canovas se me declaró diciendo que quería ser mi marido, para ampliar la playa de nuestro amor, le contesté que no, por pura intuición. Luego comprendí que un mar que se retira agranda la playa y comencé a odiarlo. Pero duró poco, porque volvió con un “te quiero” lastimoso y convincente hasta que me vio ablandada. – Te pedí un té, no te diste cuenta - me lo dijo con voz de lata. Esta última broma me llevó al hartazgo y me dieron ganas, muchísimas ganas de mandarlo a
Nunca le había hablado así, estaba tan desconcertado que casi no habló en todo el viaje, pero cuando llegamos a la puerta de mi casa, se animó, sus manos me tomaron de los brazos y me dijo con esa voz simulada que ponen los hombres cuando le quieren dar importancia a algo. -- ¿Es cierto que te mojaste, pensando en mí?. -- ¿Mojarme? No tesoro, me empapé, me comí un plato de puré así de grande. Chau y gracias por acompañarme.
Me escapé por la hendija abierta de la puerta y lo dejé plantado, con cara de ganso. Me dolía, pero se lo merecía, este era mi primer triunfo del juego y me lastimaba. Esa noche no pude dormir hasta muy tarde, tenía miedo de que no me dé más pelota. Pero por la mañana volví a sentirme animada y con ganas de retomar
No hay comentarios:
Publicar un comentario