Hola lectores
Desde un día azul caliente de primavera, les envío "Naranjas amargas" Un cuento para reflexionar.
Un abrazo
PascualNARANJAS AMARGAS
En Martínez, donde vivía cuando era un niño, había tres cuadras perfumadas de azahares en ambas veredas. Eran muy conocidas, porque antiguamente en una de sus esquinas estaba el viejo Correo; donde en Navidad, se repartían los panes dulces y en el día de Reyes, los juguetes. Cuando las naranjas maduraban caían al suelo y ensuciaban las veredas. Entonces, me aprovechaba de mi corta edad, para ofrecer mi servicio de recolector y limpiaba el arbolito por las monedas que me quisieran dar. En una bolsa de arpillera guardaba las mejores y acarreaba las que podían resistir mis brazos. Una vez, después de darme la propina, una de mis clientas me preguntó:
- ¿Por qué te llevas esas naranjas, que son amargas como la hiel? Déjala que se las lleve el basurero.
Como hablaba con fuerza y parecía que me estaba retando, tuve que decirle la verdad.
- Las llevo para hacer dulce, señora… El mejor dulce sale de la naranja amarga. - agregué.
La señora se dio vuelta y entró a su casa, a mi me habían enseñado a saludar siempre, pero ella no me dio oportunidad. Al próximo año volví y me dejó sacar nuevamente las naranjas, pero no me dio ninguna propina.
Pascual Marrazzo ©
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