miércoles, 16 de diciembre de 2009

El mendigo

Hola lectores

Desde un día azul de primavera, les envío “El mendigo” un cuento de Navidad, una simple metáfora para ir entonando la proximidad de las fiestas.

Un abrazo

Pascual




EL MENDIGO




No era raro ver pedir a un mendigo, pero verlo en el callejón de los pobres desvalidos y un día antes de la Navidad, sí. A uno por uno le iba pidiendo lo que pudiese darle. Algunos lo miraban con desprecio, otros, impresionados por sus ojos grises y su barba abundante, rascaban sus bolsillos y entregaban lo poco que tenían: un mendrugo de pan, un puñado de porotos o una moneda proveniente de otras limosnas. El mendigo, como si fuese un recaudador de impuestos, hizo su trabajo meticulosamente, cada tanto anotaba algo en una libretita ilegible.

Cuando se retiró del callejón con su magro botín, se perdió en la oscuridad. No fue a las Iglesias ni a los barrios de los ricos. Se lo tragó la noche.

Tal vez, nadie hubiese vuelto a pensar en él, pero por primera vez, en la noche de navidad del callejón de los pobres, todos los mendigos que ayudaron al extraño visitante, recibieron un regalo de Papá Noel.

Pascual Marrazzo ©

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