Hola lectores
Desde un día multicolor de otoño, les envío "El esqueleto de mi amor" Un raye de traumatólogo, que a pesar de ello suena a poesía.
Un abrazo
EL ESQUELETO DE MI AMOR
Mi amor tiene en su esqueleto, una percha donde cuelga sus pechos. Cuando se los abrocho con mis besos, muchos besos, es cómo si recorriese una flauta dulce que provoca en su boca suspiros de ángeles.
Mis manos la acarician, van descubriendo una forma de guitarra y en el abrazo, debajo de la piel, encuentran el encordado que se pega a las vértebras de un extremo al otro. Entonces, las punteo con mis dedos y comienza la sinfonía del amor.
Un sin fin de rótulas comienzan a moverse empujadas por el deseo, el quinto metatarsiano deja una falange del pie derecho aprisionado entre mis dientes a modo de juegos de cachorro.
Mi boca cabalga, sube y baja las escaleras de sus costillas, donde el tambor del corazón retumba.
Uno y otro fémur levantan sus rodillas y sus tibias abrazadas al peroné, se sostienen sobre mi espalda. Las tabas de la suerte están echadas y los tobillos se ahuecan para acunar mis besos.
La pelvis tiembla y los húmeros empinan los codos. Cúbitos y radios cruzan sus muñecas tras mi cuello y los metacarpos enredan las falanges en mis cabellos.
Su mandíbula empuja un mentón para morder y el parietal crepita mis uñas cuando le rasco la cabeza.
El esqueleto de mi novia está escondido, nadie lo puede ver. Es una orquesta, una bella orquesta.
Pascual Marrazzo ©
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