Hola lectores
Desde un día azul de verano, les envío “Aquel beso fugaz” Para que lo disfruten aquellos que han pasado por esto (sin este final)
Un abrazo
Pascual
AQUEL BESO FUGAZ
Recuerdo que ella me ofreció la mejilla y parte de sus labios en cambio de un beso de despedida. Como si fuese algo fugaz (y así fue). Sin embargo, es la sensación del deseo que sentimos en ese instante, la que lo hace inolvidable. Fue el primer eslabón que encadenó nuestras almas (durante algunos segundos en tiempo presente) cuando todavía soñábamos con el mañana y “los sueños, sueños son”.
De nuestra falta de valor: un día nos disculpamos, pero no nos perdonamos. En lo íntimo de nosotros había nacido el rencor de nuestras propias faltas o cobardías. Por años busqué que se repita ese instante, me preparé y ensaye para que no se me vuelva a escapar, pero la dicha pasa por delante de los hombres, justo en el tiempo del atolondramiento. Los errores de la adolescencia acumulan el bagaje más pesado que carga la experiencia, ellas son irrepetibles y el fracaso… pesa. Hoy me suena tan estúpido reflexionar con tanta filosofía, solidez y sabiduría, romper ese eslabón y despedir su alma. Aquí, en el campo de la paz.
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