Desde un día de otoño, totalmente azul y con el poncho de los pobres a pleno, les envío una "Confesión"
Un abrazo.
Pascual
CONFESIÓN
Mi papá sabía faltar tres o cuatro días y caerse con los rastros que deja
Claro que aquella vez pasaron tantos días que ella intuyó que nos había abandonado. Se había ido de la pieza que alquilábamos en el conventillo de Doña
Aurora, y mi mamita no podía pagar el alquiler. Así que nos tuvimos que volver a la casa de la Abuela.
No puedo asegurar haber sufrido, dicen que los chicos están anestesiados por la juventud, algo de eso debe de haber.
Mi mamá en cambio lo extrañaba, no era fácil para ella olvidar las palizas y las borracheras de mi viejo. En cambio yo me olvidé enseguida de él.
No así de la planta de jazmín, una que habíamos descubierto en una lata de tomates y creció tanto que de ahí pudimos hacerle el ramo de novia a
Por eso que ese día, cuando tomé la primera comunión, tuve que confesarle al Cura:
- Mire señor Padre, el perrito no era mío, pero me quería más que a nadie y el jazmín… bueno, nadie lo iba a regar. Así que me los tuve que llevar a lo de la Abuela.
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